viernes, 28 de enero de 2011

Mis átomos y mi Yo

Hoy voy a hacer una entrada, no tanto divulgativa como reflexiva. A ver que os parece.

Todo lo que ocurre a nivel subatómico se refleja a mi parecer en la escala macroscópica. Para mí un claro ejemplo de esto es cómo nos colocamos en el transporte público.
En un átomo, los electrones tienden a estar lo más alejados los unos de los otros, y lo más cerca del núcleo posible, esto se debe a que los electrones tienen carga negativa y se repelen entre sí y el núcleo tiene carga positiva y los atrae hacia sí (vox populi).
Los electrones se sitúan en unas zonas de máxima probabilidad llamadas orbitales. Un orbital tiene dos huecos, y hay muchos orbitales. Para estar lo más separados posible los unos de los otros primero se semillenan y luego se llenan. Aquí aparece el símil.



Cuando te subes al autobús por las mañanas la gente suele sentarse en los asientos dobles de dos maneras.
 La primera es pegado a la ventana y dejando el hueco de al lado, y la segunda es sentándose en el lado del pasillo protegiendo el lado de la ventana para que nadie se siente al lado e ir con su carga (mochila, bolso etc) lo más cómodo posible.
A no ser que vayas con un amigo al que conozcas y con el que no te importe compartir tu espacio vital, los asientos primero se semillenan y cuando ya no quedan más sitios dobles libres empiezan a llenarse.
Cuando un doble se queda libre, si a ti te ha tocado compartir tu espacio seguramente te cambies a ese sitio más cómodo.
Además, la gente suele avanzar hasta el fondo del autobús en busca de un hueco libre, por lo que los primeros en completarse con los del fondo, y de ahí para adelante: el núcleo del bus sería su fondo.
En el metro pasaría igual, pero aquí los núcleos serían las puertas de salida (si te tienes que bajar en Principe Pío a las 8:00 de la mañana y tienes que cruzar el ancho del tren, seguramente no podrás salir por la gran densidad de gente que hay)

Reflexiones mañaneras jeje

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