Esto fue algo que comentamos en clase de bioquímica divagando sobre la hemoglobina y creo que es una buena entrada para el blog que cuadra con la temática que le estoy dando hasta ahora.
Como os he comentado surgió hablando de la hemoglobina, nuestra sangre es de color rojo debido a esta heteroproteína que se halla dentro de los glóbulos rojos y a través de un grupo prostético coordina un átomo de hierro que con el estado de oxidación correcto puede unir oxígeno y transportarlo como si de un autobús se tratase, hasta su parada.
¿Para qué necesitamos la hemoglobina?
Necesitamos la hemoglobina porque la solubilidad en agua del O2 en agua es una porquería, muy poco vamos, y esta proteína de estructura cuaternaria actúa como transportadora del preciado elemento. Esta unión debe ser reversible, pues debe unirse a la hemoglobina en los pulmones y soltarse al llegar a los tejidos
Bien es verdad que su afinidad por el Monóxido de carbono (CO) es mayor que por el oxígeno, lo coge, pero no lo suelta, y esta es la causa por lo que las intoxicaciones por este gas que se dan durante incendios son tan nocivas: el CO desplaza al O2 en afinidad y provoca el envenenamiento de la sangre y por consiguiente del resto de los órganos del cuerpo.
¿Y esos peces entonces no tienen sangre?
Empecemos por situar dichos peces en los mares árticos, allí la temperatura es tan baja que la solubilidad del oxígeno es muy alta, digamos que "la temperatura es su hemoglobina". A dicha temperatura pueden transportar el oxígeno en su medio interno. Si la temperatura subiera, morirían. A más de un coleccionista de peces le ha pasado
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